DOMINGO 6 DE PASCUA (C)
PASCUA DEL ENFERMO: «EN ESPERANZA FUIMOS
SALVADOS»
Monición inicial
Hermanas y hermanos: Estamos ya en el último tramo de nuestra andadura pascual, que culmina dentro de quince días con el domingo de Pentecostés. Ahora el Señor quiere prepararnos para recibir su Espíritu Santo y afianzar nuestro caminar personal y comunitario, como testigos de su presencia en el mundo.
En este domingo se nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del Enfermo, que este año Jubilar tiene el mismo lema propuesto por el Papa Francisco para este Jubileo: “Peregrinos de Esperanza”, en este sentido hacemos tema de nuestra Campaña: “En esperanza fuimos salvados”. [Os acogemos a quienes vais a recibir el sacramento de la Unción en esta celebración (y tenemos presentes a quienes lo recibirán en sus domicilios)].
Nos unimos en el canto.
Canto de entrada
Saludo del presidente
La gracia, el amor y la
paz del Señor resucitado, estén con todos vosotros.
Aspersión con el
agua bendita
Por
el agua del bautismo nacimos a la vida nueva del Espíritu. Recibamos ahora con
fe la aspersión del agua bendecida, con la que renovamos nuestra comunión con
la Iglesia.
Aspersión mientras se
canta un canto bautismal. Al final, el sacerdote dice:
Que
Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebración de esta eucaristía,
nos haga dignos de participar del banquete de su reino. R/. Amén.
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O bien el Acto penitencial:
A
Cristo, vivo y resucitado, le pedimos que tenga piedad de nosotros.
¾
Tú
que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección: Señor, ten piedad.
¾
Tú
que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo, ten piedad.
¾
Tú que das la vida a los muertos con tu
resurrección: Señor, ten piedad.
Monición a las lecturas
LECTURAS BÍBLICAS
1ª lectura: Hech. 15, 1-2. 22-29;
2ª lectura: Ap. 21, 10-14. 22-23.
EVANGELIO Jn. 14,23-29.
En la primera lectura escuchamos que han surgido serias divergencias en la Iglesia. Hay una reunión en Jerusalén en búsqueda de la comunión universal.
En
la segunda lectura, el libro del Apocalipsis emplea un lenguaje profético y
simbólico para describir la ciudad del futuro que participará de la eternidad y
gloria de Dios.
Rito de la
Unción
Se puede
hacer después de la homilía como se indica al final de estas moniciones.
Oración
universal
Elevemos nuestra oración a Dios Padre, en quien ponemos nuestra
esperanza. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos [Oremos hoy especialmente por estos
hermanos y hermanas nuestros que han recibido el sacramento de la Unción y por
todas las personas, familiares y amigos, que los acompañamos].
- Oremos por toda la Iglesia, para
que asumiendo su vocación maternal acoja en su seno a quienes sienten la
soledad y haga presente el consuelo de Cristo. Roguemos al Señor.
- Oremos
por quienes sufren la enfermedad, para que, experimentando el misterio del
dolor, sientan también la presencia cercana y maternal de la Iglesia. Roguemos
al Señor.
- Oremos por quienes se dedican al servicio
de los enfermos y mayores, para que su entrega sea reflejo del rostro
misericordioso del Padre. Roguemos al Señor
- Oremos por nuestra comunidad
cristiana, nuestra parroquia: para que se muestre siempre cercana a las
necesidades de quienes padecen la tristeza, sea un verdadero hogar de acogida,
acompañamiento y servicio. Roguemos al Señor
Escucha, Padre, nuestra
oración y danos un corazón compasivo como el de María, para que nos mostremos
siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos,
sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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O bien, si se ha celebrado
la Unción:
Escucha Padre la oración
que te dirigimos y por la gracia del Espíritu Santo, conforta a estos hermanosy
hermanas que han sido ungidos, alivia sus dolores, perdona sus faltas, ahuyenta
todo sufrimiento de su cuerpo y de su espíritu, y concédeles la paz y la
fortaleza que necesitan. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Despedida del
presidente (después de la bendición)
Hemos
escuchado la Palabra de Dios y hemos comulgado compartiendo la vida nueva que
nos ofrece el Señor resucitado. Él ha puesto su morada en medio de nosotros y
nos ofrece su paz para que seamos testigos de su misericordia con los enfermos
y con todos los que sufren.
Podéis ir en paz.
RITO DE
LA UNCIÓN
Acabada
la homilía se inicia el rito de la Unción.
MONICIÓN
Celebramos
ahora el sacramento de la Unción de los enfermos. La imposición de las manos y
la unción con el aceite son gestos que vienen de Jesús. La imposición de las manos
es señal de que Dios nos acoge y nos protege, y la unción en la frente y en las
manos es el signo de que el Espíritu se derrama en nuestros cuerpos enfermos,
para fortalecernos y darnos la paz y el consuelo.
ACCIÓN DE GRACIAS SOBRE EL ÓLEO
Demos gracias a Dios por el óleo con el que
ungiremos a nuestros hermanos y hermanas. Responderemos a cada invocación
diciendo: Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Dios, Padre misericordioso, que por nosotros y por nuestra salvación enviaste a tu Hijo al mundo. Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Jesucristo, Hijo de Dios, que te has
rebajado haciéndote humano como nosotros, para curar nuestras enfermedades. Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Espíritu Santo, que con tu poder
fortaleces la debilidad de nuestro cuerpo. Bendito seas por siempre, Señor.
Oremos.
Señor, mira con bondad a
estos hermanos y hermanas nuestros que, sintiéndose débiles por el peso de los
años y por la enfermedad de su cuerpo, piden recibir la gracia de la Santa
Unción para bien de su cuerpo y de su alma. Concédeles que, confortados con el
don del Espíritu Santo, permanezcan en la fe y en la esperanza y den a todos
ejemplo de paciencia y de esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
El sacerdote les impone las
manos y unge a los enfermos en la frente y en las manos diciendo:
Por esta Santa unción y por
su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. AMEN
Para que libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. AMEN.
Sigue la
Oración Universal.
EL ENFERMO: «EN ESPERANZA FUIMOS SALVADOS»